sábado, 19 de enero de 2013

Capítulo 2. ALMA DE FUEGO


                           2

                 ALMA DE FUEGO

Liana

La lluvia se había vuelto como una cascada que aterrizaba fuertemente sobre el follaje de los árboles. Caía rápidamente creando un manto que ocultaba gran parte de las cosas y el único sonido que era capaz de captar era el de los truenos que iban seguidos de centelleantes relámpagos. En la penumbra se reflejaban las sombras de Jez y Áurea; acompañadas por una tercera figura que se dirigía velozmente hacia ellas. Intente salir corriendo hacia allí para ayudarlas, pero un fuerte estremecimiento me hizo pararme en seco y soltar un alarido. Algo me había golpeado duramente en el abdomen y el dolor era intensó. Mis piernas cedieron hasta dejarme de rodillas y acabé quedando echa un ovillo. Note que la tráquea me ardía y empecé a toser hasta que escupí sangre. Me mire la mano con la que me había tapado la boca e hice una mueca al ver el rojo líquido gotear al suelo des de mi palma. El dolor volvió a concentrarse y por segunda vez me hice un ovillo para sobrellevar la tortura.

- ¿Qué demonios...? - cerré con fuerza los ojos para olvidarme del dolor y concentrarme en saber lo que había pasado- ¿Qué demonios ha sido eso?

Levante lentamente la cabeza y oí el pulso golpear a través de mis venas, lo duro que me estaba resultando respirar y el débil alarido por parte de Sayen, que me dio fuerzas para volver a ponerme en pie y ayudar a mi querido lobo.

Me sostuve en pie con mucha dificultad y notando que el estómago no me iba a aguantar mucho. Cuando lo vi, estaba tendido en el suelo, con la cabeza levantada, las orejas erguidas y los labios echados hacia atrás mostrando unos afilados caninos. Gruñía hacía el espeso bosque y estaba realmente alterado.

Un rápido movimiento captó nuestra atención y al levantar la cabeza vi una alargada sombra que provenía de unos pasos más lejos de donde estaba Sayen. Levanté aún más la cabeza y lo vi… unos penetrantes ojos negros como pozos clavados en mí.

El vampiro era un esbelto chico con ojos y cabellos negros como el carbón. Sus ojos destellaban en la lejanía con un brillo intenso. Sus facciones bien marcadas le daban ese aire peligroso que tanto me gustaba a mí en un chico. La fuerte musculatura destacaba bajo la negra camiseta y los puños apretados a ambos lados de su cuerpo lo delataban completamente. No me había matado a la primera como tenía planeado.

“¿Estas bien Sayen?” -pregunte jadeante.

“Tranquila. No te creas que es tan fácil matarme.”

“Nunca he dicho que lo crea” -le sonreí mentalmente.

“Entonces no te preocupes y acabemos con él.” - Rugió hacía el intruso mientras se ponía en pie y impulsando-se con fuerza, Sayen se abalanzó sobre él.

Sayen le propicio una dentellada, pero con veloces movimientos el vampiro la esquivo. Tan solo había tenido que apartarse un poco de la trayectoria de ataque, pero eso no era suficiente para librarse de un lobo enfurecido. Cuando las patas de Sayen tocaron el suelo se giró rápidamente y volvió a atacarlo. El vampiro se echó hacia atrás para volver a evitar que Sayen clavara sus dientes en él y le rebanara el pescuezo como ya había hecho con muchos otros de su especie. El dolor aún era bastante insoportable y molesto. El vampiro seguía defendiéndose bien de Sayen pero comenzaba a resbalar-se por culpa del barró. Cuando vio que se le dificultaba moverse bien decidió que lo mejor sería pelear desde arriba. Corrió hacia el árbol más próximo y de un gran salto se agarró a una de las ramas más altas.

“¿Se piensa que así se va a librar de mí?- pensé divertida- Es más idiota de lo que creía.

Había quedado colgando sujeto por una mano. Miró hacia abajo para ver si lo podíamos seguir e hizo una mueca al ver que Sayen estaba intentando alcanzarlo. La madera se hacía astillas bajo las fuertes garras del lobo y cada vez se impulsaba con más fuerza para atrapar a su presa. Los ojos del vampiro se entrecerraron al ver que si no se daba prisa en subir, el lobo lo alcanzaría. Así que siguió subiendo más y más alto hasta llegar arriba del todo. Sayen había logrado subirse a una de las ramas mas bajas y lo seguía de cerca. Entonces él hizo lo que yo esperaba que hiciera, saltó. Decidí que ya era hora de que yo también me divirtiera un poco y llevándome la mano al cinturón en el que llevaba diferentes tipos de armas, cogí una bolsa dorada y de ella saque un par de agujas de oro. Ya preparada, empecé una exhausta carrera hacía el vampiro para ayudar a Sayen que lo seguía a la carrera. Lance una tanda de agujas hacía ellos justo cuando el maldito estaba a punto de herir a mi lobo. Las agujas pasaron por delante de los dos y obligaron al vampiro a retroceder. Sayen saltó a mi lado y se interpuso entre yo y el enemigo. El vampiro estaba con los ojos clavados en mí, deslizo su mirada por todo mi cuerpo de arriba abajo y volvió a subir lentamente hasta detenerse en mis pechos. Entonces, con la vista clavada aún en el mismo sitio, esbozó una maléfica sonrisa.

“¡Maldito bastardo! -rugió Sayen.”

Sayen advirtió el lascivo de sus pensamientos y no dudo ni un segundo en abrir la boca para rugir-le, enseñarle lo peligroso que era si se atrevía a tocarme y demostrarle que yo le pertenecía a él.

Sera mejor que mantengas en corto a tu perro. - dijo sonriente el muy imbécil- Podría hacerle daño a alguien. Sayen le gruño y echando el labio superior hacia atrás volvió a mostrarle unos afilados y peligrosos caninos. El vampiro rió por lo bajo y en un susurro dijo:

- ¿A sí? -como si hubiera oído los pensamientos de Sayen diciéndole que yo era suya.

Sayen volvió a gruñir.

- No me hagas reír perro.

- No es un “perro”. Es un lobo. Y yo no obedezco órdenes de nadie. -replique con tono mordaz.

- Ah ¿sí? Así que hoy me toca jugar con una gatita guerrera. -dijo él demasiado entusiasmado para mi gusto- Espero que seas dulce conmigo.

Esta vez fui yo quien le gruño a él y los dos nos quedamos bastante desconcertados. Para ser sincera, yo estaba increiblemente sorprendida. Aquel gruñido había sido animal. Y aunque eso me había descolocado bastante lo olvide pronto. Ese idiota engreído había conseguido sacarme de mis casillas.

- Vuelve a llamarme gatita y disfrutare comiéndome tu corazón mientras gritas de dolor.

Él rió por todo lo alto.

- ¿Así que esta gatita tiene garras?

- Siento desilusionarte, pero a la que tu llamas “gatita” es mi hermana. La que seguro ya ha matado al otro. - le sonreí maleficamente – Tu seras el siguiente.

Los ojos de él se abrieron y su divertida sonrisa desapareció.

“¿Ahora quién es el gatito? -pensé con sorna, orgullosa de mi misma.”

- Ya no pareces tan divertido.- dije sonriente por la pequeña demostración de miedo por su parte.- Eso es lo que pasa por meterte con un lobo y jugar con fuego. - frunció el ceño y me miro extrañado – Que acabas muerto. - le aclare petulante.

Enfurecido, mostró sus propios colmillos y ataco. Una y otra vez el señor del bosque atacaba a su oponente para proteger a su ama que no paraba de intentar reducir al enemigo. Después de repetidos ataques por parte de los tres, decidí sacar a “Angel”.

- “¡Angel!” -grite y la afilada daga empezó a resplandecer y a llamear.

- Eso no te servirá de nada.-aseguro él a la vez que volvía a emprender un ataque.

- Observa.-dije preparada para terminar con esto.

Los dos nos sumimos en una fiera disputa. Los ataques no cesaban y cada vez eran más fuertes, ágiles y acertados. En un momento de debilidad, el vampiro me perdió de vista por unos segundos y aproveche la oportunidad para hacerle una profunda herida en el pecho. La oscura camiseta que llevaba se rasgó y la sangre empezó a emanar de la herida. Soltó un grito producido por el dolor. Agacho la vista hacia el suelo y con una mano se sujetó el pecho. Cuando volvió a levantar la cabeza para mirarme directamente a los ojos, su rostro estaba tenso y su ira era palpable. Con esa herida no solo había despertado más sus ansias por acabar conmigo y los míos. Si no que ahora ya tenía pretexto para poner definitivamente fin a este juego. En un intento fallido por mi parte para tirar-lo al suelo y acabar con él, me agarro de la muñeca y me giro hacia el otro lado. Cuando estuve donde él quería, me agarro por el cuello y me empotro contra un árbol. “Angel” cayó de mi mano y quede a su merced. Mis manos se agarraron a su muñeca mientras forcejeaba para liberarme. Oía los quejidos de Sayen mientras la mano del vampiro se cernía más fuertemente en mi cuello. Sus ojos negros como pozos habían desaparecido por completo para dejar paso a dos manchas rojas como la sangre.

- Maldito. -susurre con el poco aire que aún me quedaba.

Extrañamente, su agarre disminuyo un poco y puede recuperar un poco de aire. Entonces habló:

- ¿Porque estáis aquí?

- Eso a ti no te incumbe. -le susurre a duras penas.

Sus ojos llameaban fuego.

- Solo lo voy a preguntar un vez mas, ¿que hacéis aquí? - su voz era tensa pero autoritaria.

Un río de pensamientos pasaron por mi mente y por la reacción de su rostro, supe que mi expresión se había ablandado. Jamas he obedecido ordenes de nadie si no quiero. Porque empezar ahora.

- Tendrás que matarme.- le susurre por lo bajo.

Sus ojos se abrieron un poco pero luego se entrecerraron lentamente hasta que solo quedo una pequeña franja – Como quieras.

Su mano volvió a aplastarme la garganta y gemí de dolor. Me pareció percibir un pequeño temblor en su mano cuando me oyó pero no le di importancia. Luche por deshacerme de su agarre, pero sus dedos se apretaron más en mi garganta haciendo me ahogar un gritó por la falta de aire en mis pulmones. Con un último intento, levante la pierna para asestarle un duro golpe en la entrepierna.

- ¡Ow!- gritó de dolor. La presión de su mano en mi cuello disminuyo, hasta que la tuvo apoyada en mi clavícula. Un espasmo recorrió todo su cuerpo y mientras agachaba su cabeza y sus rodillas se doblaron hasta casi tocar el suelo, levanté la rodilla y le asesté un fuerte golpe en la barbilla. Perdió el equilibrio y quedó tumbado de espaldas en el suelo. Gimió por el golpe y al ver que no se levantaba, empecé a respirar grandes bocanadas de aire para recuperar el aliento. Volvió a retorcerse y corrí para terminar con él. Saque a “Daimon” y poniéndome a horcajadas sobre él, acerque la flamean-te daga a su cuello.

- ¿Que no servía de nada eh?

Me miró con odio pero no me importo demasiado porque ya tenía la daga bien colocada sobre su cuello. Sayen estaba a mi lado, gruñendo para que le dejara participar. Entonces otra sombra borrosa pasó a mi lado y me dio un fuerte puñetazo en el hombro. Vi que se trataba del maldito con el que estaba Jez y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Me levante y les dirigí una furtiva mirada; ellos me la devolvieron.

- ¿Donde esta la cazadora? - le pregunte furiosa mientras me sujetaba el hombro herido y Sayen se ponía a mi lado.

No me contesto, tan solo me sonrió un poco y su expresión volvió a ser seria.

- ¿Donde esta mi hermana? -pregunte nerviosa.

Los dos me miraron sin decir nada. Entonces salí corriendo presa del pánico. Temí que me fueran a perseguir pero no fue el caso. Solo por esa vez iba a permitir que se marcharan. Pero cuando los volviera a encontrar, en especial al del pelo negro, Sayen y yo íbamos a hacerlos sufrir. Corrí, corrí y corrí tan rápido como pude y rece por que esta vez llegara a tiempo. Tenía el corazón en un puño y no sabía cuanto mas soportaría esta tensión. Cuando por fin reconocí su ondulante melena que se agitaba por el aire, sentí que iba a morir allí mismo.

- ¡Jez! -grité desesperada mientras me acercaba a ella - Jez...Jez... ¡Jez!

Llegué a su lado mientras las lágrimas empezaban a picar en mis ojos.

- Jez... -le susurre mientras la contemplaba tirada en el mojado suelo. Caí a su lado y la puse entre mis brazos. Todo esto era culpa mía. Si hubiera sido mejor cazadora habría acabado antes con ese maldito demonio y la hubiera podido ayudar – Lo siento, lo siento, por favor perdóname. - le susurraba mientras empezaba a sollozar en silenció.

Ella se removió y la mire.

- Lia... -su voz era débil y estaba muy pálida – Por favor, no llores. Por favor, Lia

De verdad quería hacerlo pero no podía parar. Sus ojos volvieron a cerrarse y se quedo dormida.

- Lo siento mucho Jez. - Le dije una última vez antes de subirla a mi espalda.

Camine tratando de no golpearnos con ningún tronco (hazaña difícil ya que era un bosque muy espeso). Tardé lo que pareció una eternidad en lograr vislumbrar las enormes puertas de madera del internado. Había dejado de llover pero estaba calada hasta los huesos. Escaneé el lugar centímetro a centímetro antes de decir salir del bosque. Si alguien nos hubiera visto todo se habría ido al garete y tendríamos que dar muchas, muchísimas explicaciones. Cuando llegué a la entrada, Cassandra, directora del colegió y ex cazadora, nos estaba esperando.

- ¿Qué ha pasado? – sus fríos ojos azules se estrecharon al vernos llegar - ¿Por qué esta Jezabel inconsciente?

- Ella… - dude a la hora de decirle que los vampiros habían escapado y que Jez se había desmayado por usar tanto poder. Seguro nos caería una buena bronca – Nosotras…

- ¿Habéis hecho el trabajo? – su voz era fría y cortante.

- No hemos podido señora. –dije con voz queda – Se han escapado y Jezabel se ha desmayado por usar demasiado poder. – su boca se torció – Ha invocado a la Serpiente de Roca, – acudí rápidamente a la ayuda de mi hermanita – pero las fuerzas le han fallado al final.

Su mirada era acusadora pero no dijo nada. Llevaba su habitual camisa blanca con volantes y unos pantalones negros apretados que marcaban su esbelta figura. Con unos zapatos negros de tacón alto, un moño con algunos rizos rubios sueltos y unos labios rojo carmesí, la señorita Cassandra se veía impresionante. Por no decir imponente e intimidan-te. Cansada de esperar a que me respondiera, le hablé con más ferocidad de la que requería.

- ¿Nos va ha dejar entrar o que?

Su rostro se crispo un poco pero en vez de soltarme una bronca, simplemente sonrió un poco, giró sobre sus talones y entro en el internado.

Suspire aliviada y volvía caminar. Ya dentro, vi que la señorita Cassandra había llamado al ascensor y que estaba esperando al lado de las puertas. Me acerque y mantuve mi expresión lo mas neutral que pude. Ella me miraba por el rabillo del ojo con cuidado, estudiándome sin decir nada. Jez se removió un poco y gimió. Cuando las puerta se abrieron, la señorita Cassandra las sujeto mientras yo entraba con Jezabel subida a mi espalda.

- Gracias. –le dije antes de que las puertas se cerraran. Suspire y no pude evitar decir.

- ¿Como puede una cazadora de vampiros ser tan débil? Ni siquiera yo, cuando era más joven era tan débil ¡y mira que tenemos la misma edad!- miré que Jez seguía con los ojos cerrados y sonreí- pero sabes, eres la mejor amiga que una pude tener y una gran cazadora.

Cuando el ascensor llegó a nuestra planta, se detuvo con un sonido metálico muy desagradable y se abrieron las puertas.

Yo volvía a empezar a andar dando toda la fuerza que aún me quedaba.

- Esta me las vas a pagar Jez ¡y esos vampiros también!

Camine con más prisa y antes de darme cuenta ya me encontraba delante de nuestra habitación, metí la lleve en el cerrojo y noté como si del otro lado alguien nos estuviera mirando, me giré en redondo pero no vi a nadie. Volví a girarme en dirección a la puerta y acabé de abrirla.

Entré en la habitación y cerré la puerta detrás de nosotras con un suave “clic”.

- Es poca precaución pero, más vale esto que nada.

Respiré con alivio al ver que la habitación estaba como antes: las paredes con sus respectivas fotos y los posters, las camas echas, la de Jez azul aguamarina con un estampado de flores y espirales y la mía roja rubí con un hermoso bordado de pájaros de fuego; nuestros libros seguían en su sitio…

Recordé que Jez, seguía en mi espalda medio inconsciente y me apresuré en llegar a su cama.

La baje con cuidado, como si temiera que se fuera a romper y la deposite sobre su cama, luego, al cabo de unos segundos, empezó a respirar con más calma.

No pude evitar reír un poco pero ¿qué más podía hacer si mi compañera de habitación era una persona tan dormilona?

Le acaricié con ternura el pelo como solía hacer cuando éramos más pequeñas y ella se ocultaba en mi cama en las noches de tormenta.

Me dirigí a mi parte de habitación, cerré las cortinas de terciopelo verde roble y me senté en la cama con un cuaderno y pluma en la mano.

Mal vicio que tenia desde pequeña, escribir todo lo que me pasaba aún que no fuera importante.

31 de marzo 2010.

Hoy ha sido un día realmente cansado. Nos han enviado dos avisos de vampiros en nuestro colegio y Jez y yo hemos estado esperando por ellos durante 2 horas con la lluvia sobre nuestras cabezas, al aparecer los dos vampiros (varones) han caído en las trampas que instalamos los primeros días en que estuvimos aquí; pero los muy astutos han logrado huir.

Jez ha usado todas sus fuerzas conjurando a la legendaria serpiente de roca pero no ha podido ni usarla y se ha desvanecido justo en el momento en que ha perdido (parcialmente) la conciencia; seguro que cuando despierte estará de mal humor... ah, vaya compañera más débil me ha tocado, pero es mi compañera de por vida así que ya estoy acostumbrada.

Aunque cuando la he visto tirada en el suelo no he podido evitar recordar el pasado y pensar que tal vez la había perdido también a ella.

En fin, ahora lo único que nos queda por hacer es descubrir quienes son esos dos vampiros y si tenemos que hacerlo – aunque lo are de todos modos – matarlos.

Dejé el cuaderno dentro del cajón de la mesita de noche, lo cerré con llave, apague las luces y me tumbé en la cama pero estaba segura de que no lograría dormir. Así que me pase la mitad de la noche mirando por la ventana del lado de mi cama hasta que mi móvil empezó e emitir un zumbido molesto y vi que ya eran las seis de la madrugada, hora de empezar las rondas matutinas.

Me levanté de la cama -que estaba empapada- y empecé a quitarme la ropa; luego me puse el uniforme del internado: falda corta negra, camiseta blanca, con un lazo de color rojo cereza y con el curioso bordado del internado -una mariposa con alas etéreas de color purpura-, me deshice de luego fui a mirar si Jez estaba bien.

Cuando entre en su lado de habitación vi que estaba sentada en la cama, con el uniforme también puesto, el pelo recogido en una cola alta -cosa rara en elle- y con cara de cansancio. Entonces le dije:

- ¿Te encuentras mejor?- vi que asentía con la cabeza- ¿qué hacemos? ¿Me acompañas o te quedas?

- ¿A ti que te parece Lia?- me miro con ojos cansados- si me he vestido quiere decir que voy contigo.

- Así me gusta, una Night, siempre...

- ¡Como pille a esos vampiros les voy a arrancar la cabeza! Encima que gaste un montón de poder al convocar a la serpiente legendaria y ellos, ¡puf! Se van, así de simples son las cosas.

- Veo que estas muy enfadada.

- Oh, no te lo puedes ni imaginar.

Me acerque a ella y le di un fuerte abrazo- esa es la Jez que tanto quiero.

- Y yo te quiero a ti- me devolvió el abrazo- será hora de que nos vayamos.

- Si pero...

- No temas, lo de arrancarles la cabeza no iba en serio... del todo. -me sonrió maleficamente- Te lo tomas todo tan a la defensiva.- Jez empezó a reír y luego me añadí yo- Yo nunca haría eso, recuerda que soy una de las “alumnas más aplicadas.”

- Sí- mire el reloj- es hora de salir.

Nos pusimos los zapatos, ella unas bailarinas blancas y yo unas de color gris perla, abrimos la puerta que la noche anterior cerré con llave y salimos.

- Te reto a una carrera- dije alegre- ¡pero no llores si te gano!

- ¡Eso es trampa! ¡tú me ganaras seguro! Eres la más rápida de todos...

Jez calló y tembló un poco, luego yo también lo sentí, la sensación de la noche pasada, como si alguien nos estuviera vigilando. Para quitar un poco de importancia grite:

- ¡Venga Jez, vamos a hacer nuestra carrera!- ella se giró- intentare ser amable contigo.

- Lia eres una creída.

Jez empezó a correr y yo me quede allí pasmada, al cabo de unos segundos reaccione y empece a correr detrás de ella. Cuando la alcance las dos nos miramos y nos echamos a reír.

Lentamente, el internado Dark Moon fue cobrando vida y los que normalmente madrugaban fueron vistiéndose y preparándose para pasar unas horas con su respectivo club o haciendo sus correspondientes actividades matutinas.

1 comentario:

  1. Me encantaaa, está genial, mejor que que el otro ;)
    Pero una sugerencia: podrías poner la letra blanca, es que en morado con el fondo negro cuesta un poco leerlo
    Un beso de tu fan Nº1 ^^

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