jueves, 10 de enero de 2013

Capítulo 1. ALMA DEL SILENCIO


Saga Dark Moon: Temptation

                                      1
                     ALMA DE SILENCIO

Jezabel

La lluvia caía rauda y se filtraba entre las hojas de los enormes robles que hacían todo lo posible para que humanos curiosos no cotillearan nuestro trabajo.

Vi una sombra borrosa y en seguida supe de que se trataba.

Empecé a correr con todas mis fuerzas y a mitad de camino grité gastando el poco aire que conservaba en los pulmones:

- ¡Lia! ¡Hay dos vampiros que avanzan por el camino del sector norte! ¡Ten cuidado, son rápidos!

- ¡Ok!- gritó ella mientras empezaba a correr con toda su fuerza.

Liana era la más rápida de todos los cazadores que alguna vez hubiera conocido y no le costó demasiado adelantarse-me, mientras yo daba media vuelta para ir por el otro lado y tenderle una trampa a esos asquerosos chupa sangre. Active el intercomunicador que nos dio Tamani (el gran mago) gritando el nombre de mi piedra y así pude saber la posición exacta de Liana.

- ¡Lia!- grité un poco cansada.

- ¡Jez!- levantó el brazalete y me enseño que tenía a los vampiros justo delante de ella- ¿¡Qué tengo que hacer con ellos?!

- ¡Obliga-los a ir a las trampas principales!- grité con voz autoritaria- Busca alguna de ellas. Recuerda, la mayor parte de ellas las podrás encontrar junto a la gran agrupación de árboles...- me enseño con el brazalete que se encontraba justo en esa zona- ¡Si, esa!

- ¡De acuerdo!

Gracias a los maravillosos intercomunicadores, a Liana y a mí se nos hacia el trabajo más fácil:

(Llamadores de almas:

Este aparato se compone por una de las piedras protectoras que se le otorga a cada cazador al nacer. Con mi piedra, “zafiro lunar” se pueden llamar a criaturas del reino de la luna. Mientras que con la piedra de Liana, “rubí de fuego” se pueden llamarse criaturas del reino del fuego.

Aunque también se pueden invocar a criaturas de otros reinos, utilizados por cazadores con elementos distintos no resultan tan fuertes y al final acaba quitando energía vital (el alma)

Claro está, esa energía se recompone al cabo de un tiempo, útiles durante el combate si resulta ser difícil de vencer: brujos, sacerdotes y maestros de hechicería.

Este aparato también sirve como comunicador.

Tamani, los personaliza para que sean unos hermosos brazaletes y collares de plata, bronce u oro, con la piedra justo en el centro)

Seguí corriendo y rece para lograr llegar antes de que los vampiros se dieran cuenta de la presencia de Liana y huyeran... o aún peor, que la atacaran.

Cuando tuve delante a los dos vampiros y a Lia detrás de ellos, quedaron completamente acorralados, ya que una espesa mata de árboles frondosos les impedía el paso; aún que perfectamente se podían colar entre ellos, no querían correr el riesgo. Los malditos de alguna forma sabían que esa zona no era normal.

Bajo la tenue noche marcada por los gritos y lágrimas que desprendía el cielo, llamamos a aquellos que juraron protegernos hasta el fin, invocando el alma de las piedras sagradas.

- ¡Zafiro! ¡Custodia mi alma!- dije con voz mancada de emoción.

- ¡Rubí! ¡Libera mi alma!- dijo Liana con euforia en la voz.

El encapotado cielo tormentoso de invierno se tiño de amenazadores rojos y anunciantes azules, liberando así nuestras almas.

Las cuales se transformaron un feroz lobo de fuego (ser del fuego eterno) y una astuta pantera de mercurio (ser del silencio)

El feroz lobo se quedo al lado de su dueña, enseñando unos afilados colmillos a los que osaban atentar contra la vida de su ama.

Estaba listo para saltar sobre su presa y si hacia falta, matarla.

Mientras que mí amada pantera se quedo a mi lado, con la cabeza gacha como muestra de sumisión y las orejas erguidas; esperando paciente a que le diera permiso para atacar.

En ese momento uno de los vampiros, un chico con unos oscuros cabellos, alto, con ojos negros llameantes y seductores, con un cuerpo musculoso cubierto de pies a cabeza con ropa negra; piso una de las trampas y Liana gritó con todas sus fuerzas:

- Sayen, ¡quema la cuerda y eleva al vampiro con ella!

Sayen acató las órdenes de su dueña (alma de fuego) con una furia implacable y en el momento en que las cuerdas fueron quemadas, el primer vampiro cayo en la trampa soltando un grito entre-cortado a causa del impacto de haber sido capturado.

Al verlo de esa forma no pude evitar sonreír con sorna y pensar:

“¿Es idiota? ¿Cómo ha podido caer en una trampa como esa? Ja, esto estará chupado, ahora me toca a mi.”

El segundo vampiro, alto, pelo caoba como el de Liana aunque algo más claro, también cubriendo de negro su musculoso cuerpo y unos ojos que en la distancia parecían del color de la sangre, empezó a correr en dirección a su compañero. Al principio parecía como si estuviera trotando y luego... el viento a mi alrededor cambió y sentí una descarga de adrenalina en el cuerpo ¿Me estaba rentando? Si era así, iba a ver quien era Jezabel Night.

El vampiro corrió a gran velocidad sobre el mojado suelo y entonces caí en la cuenta de lo que le pasaba.

- ¡Lia! ¡El segundo vampiro tiene hambre!- le dije mientras me giraba para mirarla a la cara.

- ¡¿Cómo que tiene hambre?!- pregunto exaltada.

- Tiene los ojos rojos. ¡Por la diosa! ¿¡O es qué nunca escuchaste la charla que nos dieron nuestros padres?! -dije un poco enfadada.

Ella hizo una mueca y frunció un poco el ceño como diciendo:

“¿Eres idiota o que?”

La verdad no se porque le preguntaba eso.

A mi solo me lo habían contado una vez, pero a ella su padre se lo recordaba cada maldito día des de el accidente que sufrió su hermano.

Solté un pequeño suspiro y le dedique una discreta sonrisa a modo de disculpas.

Ella me la devolvió pero solo duro unos instantes.

Entonces me gire y empecé a correr en la misma dirección que el vampiro, escondiéndome en las sombras de los árboles, con sigilo, como bien significaba mi alma.

De repente, el vampiro se paro en seco y empezó a escrutar el lugar. No tardo en darse cuenta de lo que pasaba y se giró para mirarme des de mi escondrijo pero sin llegar a verme.

En el momento en el que vi sus ojos el viento a nuestro alrededor dejo de soplar. Esos ojos como la sangre eran tan hipnotizantes...

Me penetraban como si pudiera ver en mi interior.

Estuvimos así durante unos segundos que me parecieron horas.

Entonces volvió a empezar su veloz carrera y así fue como todo se sumió en un inmenso caos.

El vampiro corrió velozmente entre los arboles, evitando las múltiples trampas hasta que llegó al lado de su compañero.

Cuando Liana lo vio no dudo en enfrentarlo.

Se sacó una de las dagas que colgaba de su cinturón y lo encaró.

El vampiro profirió un profundo gruñido que salió directamente des de su pecho y le mostró los colmillos a Liana.

Después de que los dos se quedaran mirado fijamente, el vampiro se abalanzó sobre ella.

No pude evitar soltar un grito ahogado cuando vi que la agarró del brazo y la arrogó contra un árbol. Lia se estrelló contra el duro tronco y su cuerpo rebotó hasta el suelo.

Sayen, que no había conseguido llegar a tiempo para ayudar a su dueña, soltó un aullido lastimero mientras el dolor irradiaba en su cuerpo.

Aunque no parecía justo, si un cazador era herido, su alma también lo sería. Y si un alma era agredida, el cazador también lo sería.

Al ver que Liana no se levantaba, el vampiro se acercó al lado de su compañero y con una fuerza asombrosa, rompió la cuerda que lo mantenía sujeto por el tobillo. Cuando sus pies tocaron el suelo, salió corriendo entre los arboles para ocultarse.

Cegada por la ira, le ordene a Aurea que impidiera que el otro escapara.

- ¡Aurea, rápido! -con un grácil salto Aurea se acercó al vampiro. Al principio mantenía una cierta distancia para avisarle de que tuviera cuidado. El vampiro empezó a moverse y Aurea acelero el paso para lanzarse sobre el- ¡No dejes que escape!

Aurea rugió como aceptación y se abalanzo sobre él. Rugió otra vez mientras se precipitaba sobre él y cuando parecía que ya lo tenía, el vampiro esbozo una maléfica sonrisa y apretando las manos en puños, le profiriendo un fuerte golpe en las costillas a Aurea.

Mi cuerpo se estremeció por el dolor, mientras mi dulce pantera caía abatida en el frío y mojado suelo.

- ¡Aurea! - grité.

Gimoteamos al unísono por el inconstante y sin embargo tan intenso dolor.

Mis piernas se doblar cuando no tuvieron suficiente fuerza para soportarme y me quede arrodillada en el suelo, mirando con despreció a ese maldito demonio.

Cuando el cuerpo de Aurea toco el suelo, el vampiro miro en mi dirección mientras me retorcía por el dolor provocado en mis costillas y me volvió a mandar esa maléfica sonrisa que se dibujaba en sus labios en forma victoriosa.

La sangre hervía a través de mi cuerpo.

Entonces empezó a correr hacía el espeso bosque y utilizando la poca fuerza de voluntad que aun tenía, saque unas cuantas agujas de plata y me prepare para lanzarse-as.

“Lo lamento Jez... no he... sido capaz de atraparlo” -me dijo mentalmente Aurea.

“Tranquila... no vamos a permitir que escape”-le asegure.

Aurea, al igual que yo, hizo todo lo posible por ponerse en pie de nuevo.

Con la poca fuerza que me quedaba, agarre fuertemente las agujas y las lance con precisión.

Las agujas rozaron la piel del vampiro, desgarrando pedazos del tejido de su ropa.

Cuando finalmente mis piernas volvieron a sostenerme, lance otra tanda de afiladas agujas y no muy lejos de donde estaba oí un fuerte quejido.

- ¡Mierda!- la voz del joven vampiro sonó llena de enfado y dolor.

Busque entre el espeso bosque hasta que finalmente vi como el vampiro volvía su mirada hacía la mía. Cuando enlazo su mirada con la mía, vi que su rostro reflejaba el odio y el despreció que albergaba hacia mi. Aunque entonces me di cuenta de que una de las agujas le había alcanzado en el hombro.

Sonreí perversamente.

Un profundo gruñido salió de su garganta y sin apartar su mirada de la mí, agarro la aguja con la mano y tiro de ella.

- ¡Ah! -gritó mientras bajaba su cabeza para asimilar el dolor que le recorrió el cuerpo cuando la aguja salió de su cuerpo.

Era fuerte, pero no tanto como yo había supuesto en un principio.

“Maldita sea, no lo he matado”-pensé en reprimenda.

El vampiro soltó la aguja en el suelo y se sujeto el hombro mientras su sangre negra como el hollín empezaba a manar de su herida.

“Voy a matarlo.” - anunció Aurea con voz ronroneante.

“No. Espera un momento. Tengo una idea.”

“Entonces dime.”

“Escóndete entre la maleza y espera a que te llame.”

“¿Estas segura de lo que estas haciendo Jez? - Aurea volteó la cabeza hacia mi – Liana no esta para ayudarte y si no sale bien puedes salir herida.”

“Por favor, solo haz lo que te digo.”

“Aurea volteo la cabeza de nuevo hacía el espeso bosque y se agazapo un poco – Espero que sepas lo que estas haciendo. - con un grácil movimiento empezó a correr entre los arboles y se perdió en la neblina.”

Al cabo de unos segundo el vampiro empezó una rápida carrera hacía mi. Cuando se encontraba a escasos pasos, alargo el brazo para atraparme. Retrocedí para escapar de su agarre, pero no estaba decidido a darse por vencido.

Estábamos uno delante del otro, mirándonos fijamente, estudiándonos.

Entonces hablo:

- ¿Por qué están aquí un par de cazadoras? - preguntó medio burlándose.

- ¿Por qué están aquí un par de estúpidos vampiros adolescentes? –contraataque.

- Yo he preguntado primero. –dijo mientras me mostraba una débil sonrisa.

Este tío me estaba empezando a sacar de quicio.

- Pero quien manda aquí soy yo.

Esta vez el vampiro sonrió ampliamente – Así que… tengo a una gatita mandona.

Le lance una mirada furiosa. Su sonrisa se ensancho y yo ya había llegado a mi límite.

Repentinamente su rostro se mostró serio, enfadado incluso.

“¿Que había pasado?”

Sin apenas darme cuenta, su juego de caza y captura había vuelto a empezar.

Con otro intento por atraparme se volvió a cernir sobre mí. Y aunque esta vez me agarró, iba a lamentar lo que había hecho por el resto de su vida.

- ¡Ah! - gemí al notar un fuerte agarre que casi me hace caer.

- Mierda. - respondió el vampiro al darse cuenta de que lo que acababa de agarrar era mi pecho. Aunque queriendo o no, lo palpo un poco y me enfurecí aun mas.

- ¡Suéltame!- le exigí antes de pegarle una bofetada.

Antes de que me hubiera dado cuenta, mi mano estaba marcada en la mejilla del vampiro y mi palma ardí por el golpe.

- ¿Me acabas de...?- dijo algo transpuesto y sorprendido. Sus ojos estaban grandes y desconcertados.

Mis mejillas ardían por la rabia de haber sido tocada por este maldito ser.

Poco a poco, la ira iba dejando paso a otro sentimiento que no me era en absoluto ajeno y la lágrimas picaban en mis ojos mientras amenazaban con desbordarse. Pero haciendo uso de toda mi voluntad las contuve.

“¡¿Estas bien Jez?!” - pregunto Aurea alarmada.

No le respondí. Mi mirada estaba anclada a los alarmados ojos de él.

-Vuelve a tocarme y estarás más muerto de lo que nunca has estado -sisee fríamente. Sus ojos se volvieron hacia mí con asombro.

Extraje una aguja del bolsillo del pantalón y la agarré fuertemente, lista por si intentaba atacar nuevamente.

“¡¿Jez?! - volvió a urgir-me Aurea.”

Pasaron segundos antes de que le respondiera en voz alta para que me oyera claramente:

- Matalo.

Aurea rugió detrás de mí y se abalanzo sobre él.

No se movió, solo se dejo atrapar. Pero en ese momento Aurea se desvaneció en el aire y yo miré a mi alrededor sin poder-lo creer.

- Aurea ¡No!- caí de rodillas en el suelo y él empezó a dar vueltas a mí alrededor.

- ¿Ahora que voy a hacer contigo? - sonrió maléfica-mente y se me acercó – Eres preciosa – me levantó la barbilla con sus delgados y pálidos dedos y lamió mi mejilla – y dulce.

Sus labios rozaban mi oído mientras me susurraba:- Me gustas, y te voy a poseer.

Mi cara palideció por un instante y entonces empezó a arder. Estaba furiosa, se había acabado el juego.

- Oh Serpiente de roca, ¡libera me de este ser al que no debo nombrar!

El cielo llovizno adquirió un tono grisáceo más claro y la cola de la serpiente empezó a asomarse. El ser me soltó y salio corriendo.

Antes de ocultarse entre las sombras gritó:

- La próxima vez te are mía, tenlo presente.

Agotada, me desplome en el suelo vista por el cansancio de usar tanta magia en un solo día, además magia que no me pertenecía.

De lejos oí como Liana gritaba mi nombre a todo pulmón mientras sus pasos eran amortiguados por las hojas del suelo que estaban empapadas.

La oía lamentarse en voz baja y cuando una de sus lágrimas me cayó encima intente con todas mis fuerzas consolarla.

- Lia... -mi voz era débil y ronca – Por favor, no llores. Por favor, Lia.

Después de eso, las fuerzas me abandonaron y me quede completamente dormida (o casi completamente).

Pude notar como me subían a la espalda de alguien y me cargaban con sumo cuidado.

Al final, después de lo que pareció una eternidad, note como me depositaban con cuidado sobre algo mullido, como si me fuera a romper.

Olía a naranja y ha muebles de madera antiguos, y así, definitivamente, me fui del mundo de los humanos.

1 comentario:

  1. Solo he leido el primer capitulo pero creo que me va a gustar. Espero que sigas subiendo los capis. ;)

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