viernes, 26 de abril de 2013

Capítulo 4. AMOR SECRETO I


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AMOR SECRETO I

Jezabel

El viento agitaba gentilmente mi cabello mientras mi voz resonaba en el aire.

- Nuestras manos uní por fin/y tus ojos brillando hoy vi/ inquieta estoy,/ siento que me estoy desvaneciendo./ Corazón mentirosos no hay/ hoy quiero tener el 100% de tú inocente corazón./ Nunca te dejaré ir/ ¡escucha!/ Lo hago por que te amo./ Más inocente que una bella flor,/dentro de mi/tu eres único.

Un ruido sordo me sorprendió y di un respingo. Cuando me giré vi que era Magnus.

Iba con un botón de la camisa suelto, la corbata desecha, el pelo negro alborotado, sus brillantes ojos azules y una radiante sonrisa con dientes perfectamente alineados y blancos, que dejaba sin aliento a cualquier chica.

Se acercó calmado hacía mí mientras aplaudía suavemente.

- Preciosa canción. Aunque no tan bella como la chica que la canta. - su brillante sonrisa me deslumbro completamente.

- Hola. -susurre avergonzada por sus palabras.

- Hola. Cassandra me ha enviado para decirte que nos quiere a todos en el salón principal dentro de quince minutos. -dijo mientras se pasaba una mano por el alborotado cabello.

- ¿Te ha dicho para que? -pregunte curiosa.

- No. -dijo encogiéndose de hombros -Simplemente ha dicho que te busque y te lleve allí.

Magnus me dio otra deslumbrante sonrisa que podría haber derretido los polos.

“Maldita sea. Se ve que mi cerebro aún no ha entendido la parte de que Magnus es gay.

Esto no es justo, tal vez el único chico que me puede gustar y no me hace querer salir corriendo, va hace dos años y me dice que es gay.Mi suerte no puede ser peor. -me lamente de mí mentalmente.”

- Entonces, -dijo haciéndome salir mis pensamientos- ¿Nos vamos?

- Sí, perdona. -baje de la copa del árbol en el que estaba sentada con un ágil salto usando todos los reflejos de cazadora yfelino que poseía y camine hasta su lado.

Él siguió mirándome con su intensa mirada celeste y un intenso rubor cubrió mis mejillas.

Las mejillas me ardían por la vergüenza y agache la cabeza para que una cascada de cabello castaño ocultara mi rostro. Nunca me había gustado que la gente viera mi debilidad y se aprovechara de ello.

- No te escondas. - susurro cerca de mi oído. Con la ayuda de un dedo me obligo a levantar la cabeza y mirarle – No escondas tu rostro. Ya lo he visto antes sonrojado y sigo pensando que sigues siendo igual de mona, mi pequeña estrella.

- En vez de coquetear tanto conmigo ¿por que no vas y le dices eso a Alex?

Magnus hizo una mueca y se giro con brusquedad. Intenté contener una carcajada que empezaba a brotar desde lo mas hondo de mi garganta, cuando me di cuenta de que Magnus había enrojecido y que por un momento, esa idea lo había tentado.

- ¡Jez vamos! - gritó desde lejos. Su voz dejaba un rastro de malhumor.

No pude evitar sonreír ante eso. Aún estado enfadado Magnus era monísimo.

- Es tu culpa por no ser sincero con él. -le aclare – Él te gusta y lo que es más importante, ¡tú le gustas a él!

Paro en seco y se giro. Estaba rojo como un tomate y tenía el cuerpo tenso.

- Yo no estoy tan seguro de eso – susurro.

- Por el amor de dios. Deja de ser tan idiota. Solo de ver con los ojos que te mira cada vez que estas cerca... esta perdidamente enamorado de ti.

Su frente se arrugo y frunció los labios en una mueca.

- ¿Quieres saber porque aún no te ha dicho nada? Pues, para empezar porque siempre andas jugando con todas las demás chicas en vez de estar con él. - afirmé rotundamente.

Pareció que estaba considerando mis palabras porque al final de unos segundos suspiró pesadamente, como si se hubiera quitado un peso de encima. Volvió a acercarse a mí y me tomo de la mano mientras una tierna sonrisa despertaba en él.

- Pues voy a cambiar, menos chicas y más estar con Alex. Ahora vamos – miró su reloj – llegamos tarde.

Le sonreí de vuelta y empezamos la marcha. En ningún momento Magnus soltó mí mano.

Andamos a paso lento y antes de que me diera cuenta ya podía ver las imponentes puertas traseras del ala norte.

Dos pequeñas figuras se acercaban a la entrada desde el bosque este.

Por la larga y espesa cabellera oscura y el rojizo cabello, supe enseguida que eran Liana y Alex.

- Mira quien viene – apreté la mano de Magnus y con la otra le señale a Liana y Alex – ¿Porque no le dices algo?

Magnus ya no me escuchaba, sus ojos estaban decididos a no apartarse del chico con el cabello de fuego pasase lo que pasase.

- Magnus, ¿Magnus? - lo llamé.

Parpadeo como si lo hubiera sacado de un sueño y aparto la mirada de Alex.

- ¿Qué?

- ¿Que por qué no vas y le dices algo?

Me miro mientras meditaba mis palabras y se decidía. Volví la cabeza de Alex a mí unas dos veces. La ultima vez que me miró, mostraba una estúpida sonrisa de loco enamorado que acaba de tener una loca idea de loco enamorado.

“Oh. Esto no me lo pierdo. - pensé divertida”

- Vamos. - dijo soltando mi mano y empezando una rápida carrera hacía Lia y Alex.

Lo seguí algo rezagada porque me estaba empezando a doler la barriga de tanto reír.

Cuando Magnus llego detrás de Alex, saltó sobre él y lo apretó contra su pecho.

- Hola Alex. - le susurro al oído en tono seductor. Pero lo dijo suficientemente alto para que Liana y yo lo escucháramos.

Alex se estremeció ante eso y dio un respingó pero no se apartó.

Después de eso llegué yo.

- Hey, Jez. ¿Donde te habías metido? -pregunto Liana.

- Oh. Perdona, me fui a practicar al bosque un rato. Ya sabes, para el concurso del mes que viene.

Asintió una vez con la cabeza y luego me pidió que me acercara.

- Oye, - me susurro al oído lo mas bajo que pudo - ¿Que ha pasado aquí?

No pude evitar sonreír.

- Pues mira, - comencé a explicarle lo más flojo que pude todo lo que había ocurrido– resulta que he pinchado un poco a Magnus y se ha comprometido a conquistar a Alex.

- ¡Ya era hora! - exclamó Lia.

Magnus y Alex nos miraron extrañados. Y Lia y yo nos mordimos el labio para sofocar las risas.

“Oh. Cuando los demás se enteren de esto, van a revolucionarse.”

- ¿Algo interesante? - pregunto Magnus con un deje en la voz. Estaba demasiado ocupado molestando a Alex.

- En realidad sí. - le respondió Liana – Le estaba comentando a Jezabel lo educado que estás siendo al ignorarme como un burdo pedrusco.

Magnus aspiró suavemente el aroma de Alex y sus brazos se tensaron un poco.

Después de eso levanto la cabeza para mirar por encima del hombro de Alex.

- Hola Lia - le dijo divertido.

- Ya, porque no mejor sueltas a mí chico antes de que decida morderte. - yo sabía que lo decía en broma pero a Magnus no pareció hacerle ninguna gracia.

Entrecerró los ojos hasta que solo quedo un atisbo del brillante esmeralda y frunció los labios en una mueca.

- ¿Desde cuando es tuyo? Yo no veo tu nombre escrito. - dijo fríamente.

- Ni yo el tuyo gatito.

Los ojos de Magnus brillaron con un fulgor dorado. Su león estaba despertando de la siesta.

- Yo no soy de nadie. - protesto Alex malhumorado. Intento soltarse de Magnus pero no pareció hacerlo con demasiadas ganas.

Magnus lo apretó más fuerte y le puso un dedo encima de los labios para acallarlo

- Creo que deberías meterte en la cabeza que no pienso dejar que me arrebaten lo que es mio sin luchar. - no lo dijo para nadie en concreto – Además, los leones machos son muy celosos con sus parejas.- estaba claro que lo que acababa de decir era para Alex porque lo dijo de tal modo de que solo él lo oyera. Alex enrojeció unos cinco tonos de rojo diferentes y no protesto más. - ¿Quieres pelea Black?

- Cuando quieras Shane. - Dijo Lia por la emoción de un nuevo reto.

- Vale. Esto ha ido demasiado lejos. ¡Basta ya! -interrumpí – Con amigos como vosotros no se necesitan enemigos y por si no lo sabéis los tenemos. -repuse exasperada – Así que, moved el culo hasta el salón principal antes de que cambie de opinión y os deje a todos secos a todos de un golpe.

“Críos, igualitos que unos niños. Menudos amigos me han tocado.”

- Miau. - dijo Liana – Guarda las garras para los vampiros panterita.

Me gire y la fulmine con la mirada

- – Si no quieres probarlas mueve el trasero.

- Liana estaba claramente divertida por mi arrebato pero decidió no discutir y levanto las manos en señal de derrota –Vale, vale, tú ganas. - Se dio media vuelta y empezó a andar.

Me gire para encarar a Magnus y Alex.

- Y vosotros dos, será mejor que también empecéis a andar.

- Sí, señora. - fulmine a Magnus con la mirada y conseguí un pequeño encogimiento de hombros y una tímida sonrisa por su parte.

“Como vuelva a hacer eso o me voy a lanzar encima o me voy a desmayar.”

No tuve que volver a repetir que se movieran. Magnus soltó reacio a Alex pero no dudo en cogerle la mano y tirarlo para que andara con él.

Suspire cansada y después de unos segundos y de tomar una profunda bocanada de aire, empece a seguirlos.

Cuando ya estábamos por los pasillos Liana pregunto:

- ¿Que debe querer Cassandra?

- Tal vez advertirnos. - dijo Alex distraidamente.

Pare en secó y le pregunte.

- Advertir. ¿Advertir sobre qué?

Alex me dio un encogimiento de hombros y por una vez, Magnus lo miro como diciendo: como no te calles ahora mismo te mato. Alex lo miro con ojos culpables y pidiendo perdón. Después se volvió hacia nosotras.

- Sobre los vampiros. - lo dijo intentando quitarle importancia.

- Nada nuevo por lo que veo. - Liana volvió a andar.

- No se trata de eso Liana. -dijo Magnus.

Ella se giró y lo escruto con la mirada.

- ¿Sobre que entonces? - Lia estaba curiosa por saber y yo también.

Magnus miró a Alex como diciéndole: Ahora te las arreglas tú bocazas. No te pienso salvar. Él suspiro ligeramente y empezó a hablar.

- Hace tres días... - Alex paro, indeciso por si debía continuar; siguió hablando. - llegó una carta de Lucifer.

- ¡¿Qué?! ¡¿Como demonios no lo sabía?! - Liana estaba furiosa. Tenia las manos apretadas en puños, parecía querer golpear algo. Estaba temblando por la ira y no paraba de cambiar su peso de un pie al otro.

- Nadie te dijo nada porque sabíamos como reaccionarias. - explicó Magnus – No queremos una guerra Lia. No ahora.

- A la mierda con eso. - gritó Lia y se fue furiosa.

Era curioso como nuestra alma era el equivalente perfecto de nuestro ser, porque en ese momento Liana de verdad parecía un lobo muy cabreado que se encontraba en el borde del precipicio con su autocontrol, tratando de no lanzarse al cuello de cualquiera que se moviera.

Cuando la alcance la cogí del brazo y traté de calmarla.

- Por favor Liana. No lo hagas. No te hagas esto. Es verdad, no te lo dijeron y estuvo mal. Pero lo hicieron por tu bien. - le toqué el brazo para calmarla.

- Si hubieran pensado en mi me lo habrían contado antes. - chillo y se giro bruscamente para encararme. Mi brazo cayo pesadamente. Su rostro estaba pálido y los ojos vidriosos – Se lo callaron y me engañaron para que no tratase de matar al cabrón que asesino a mi hermano. - Todos nos estremecimos y me asuste. Lia jamás era así. Esta no era ella.

Pasó una rápida, furiosa y amenazadora mirada por nosotros.

- Pues teníais razón. - declaró – Hubiera sido mejor que no lo supiera, porque ahora yo misma seré la que lo vaya a buscar y lo mate.

Se dio media vuelta y empezó a trotar.

- ¡Lia! – la llamé pero no me escucho y siguió su camino hasta la sala principal. Esta vez dudaba que Cassandra pudiera controlarla.

- Hay que pararla. - les dije a los chicos sin siquiera molestarme en mirarlos. Me apresure ha seguirla y oí que ellos me venían detrás.

Pero cuando llegamos ya era tarde. Liana ya había llegado y tenía agarrado el pomo de la puerta con tanta fuerza que los nudillos le quedaron blancos. Lo giró bruscamente y abrió con un fuerte y sonoro empujón.

- ¡Liana! - gritó Magnus que ya estaba a mi lado y a punto de entrar a toda prisa.

- Magnus. - estaba jadeando por la carrera y los nervios que me estaban retorciendo el estómago.

- Tarde, Jack. Porque ya lo se. – gruño Liana desde la puerta.

Alex también nos había alcanzado y estaba detrás de mí. Cuando mire dentro, vi que todos estaban sentados en los pupitres y que Cassandra estaba de pie con alguien más. Eran dos chicos de mi misma edad.

Uno tenía el cabello marrón oscuro, parecido al de Liana, pero algo más claro. Estaba alborotado y le caía delante de la frente en finas capas. Y con los ojos también marrones. Por otra parte, el otro chico tenía tanto el cabello como los ojos de un intenso negro. Por no comentar que los dos estaban buenísimos.

Pero cuando mi vista se enfocó bien, los recuerdos me golpearon como un martillo.

“¡Es el maldito vampiro de la otra noche! ¡¿Se puede saber que narices está haciendo aquí?!”

- Tu... - susurro el vampiro.

Agarre la mano de Liana con fuerza. Esto no iba a ser bueno.

- Vosotros, -gruño Liana - ¿por qué estáis aquí?

- Por una simple razón Liana. –dijo Cassandra. Los ojos de todos se giraron hacía ella – Porque ya no son nuestros enemigos.

Liana estaba furiosa. Estaba temblando por la rabia y estaba a punto de estallar.

- Lia por favor. Trata de calmarte. – le susurro Alex mientras la alcanzaba y la cogía por la muñeca.

- ¿¡Que me calme!?– chillo – No pienso calmarme. Pienso matarlos aquí y ahora.

- Lia… - susurre sin saber qué hacer para calmarla aunque fuera solo un poco.

Pasaban los segundos.

“Voy a acabar con esto Jez. – su voz era firme.”

“Lo sé. – admití.”

“¿Estás conmigo o no?”

“Pensé por unos instantes pero sabía de antemano mi respuesta. Siempre seria la misma, pasara lo que pasara. – Siempre lobita.”

Los segundos siguieron pasaron y cuando estuve segura me prepare.

- Hijo del diablo. - susurre fríamente.

Solté la mano de Lia y me adelante un paso. Cautelosa, esperando paciente el momento para saltar encima de mi presa.

No dudé ni un segundo más me abalance sobre él. Caímos y rodamos por el suelo hasta que me quede sentada a horcajadas sobre él y saqué a Light. Coloque la reluciente daga sobre su cuello y me prepare para su próximo movimiento.

Cuando de repente oí la voz de Liana en mi cabeza: “Sujetalo. - gruño.”

Dude un segundo pero afiance mi agarre en Lighty me mantuve firme.

- ¡Matalo! - gritaron algunos de mis compañeros.

- ¡Sí! ¡Venga matalo Jezabel!

Sonreí con superioridad hacia él.

Entonces se oyó un fuerte golpe y alguien que gemía.

“¿Que has hecho? - le pregunte mentalmente a Liana.”

“Le acabo de dar una patada en el estomago al otro y lo he dejado de rodillas en el suelo - respondió.”

“ Bravo lobita. - sonreí.”

“ Gracias gatita.”

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